Más allá de todas las definiciones teóricas sobre la dislexia, existe lo que yo llamaría definición práctica de lo que significa tener dislexia: tener dislexia es no poder disfrutar del aprendizaje como lo hacen mis compañeros, tener dislexia es sentirme observado y juzgado por tener un ritmo diferente, tener dislexia es captar y ser más rápido con las imágenes que con las palabras, tener dislexia es esforzarme el triple aunque mis resultados no vayan en consonancia con mis esfuerzos, despertarme cansado muchas mañanas por haber sufrido pesadillas, es pasar muchas horas lejos de mi zona de confort, es ponerme nervioso al tener que leer en voz alta y delante de todos mis compañeros, es trabajar muchísimo para preparar un examen y al día siguiente ser consciente de no recordar ni la mitad, es olvidar muchas veces las cosas que me dicen, es tener que soportar etiquetas que duelen como” eres vago” ” no te esfuerzas” ” me tomas el pelo” “eres tonto”, es tener dolor de barriga o de cabeza muchos días cuando estoy en el colé porque siento que me explican las cosas una y otra vez y no las interiorizo,… La dislexia es mucho más que tener dificultades en la lectura y en la escritura.
Pero realmente estas sensaciones nacen del desconocimiento de las personas que rodean al niño o niña. Porque tener dislexia es simplemente una forma distinta de aprendizaje y porque los niños y niñas con dislexia tan solo necesitan aprender según su potencial y sus características… Ellos son inteligentes, creativos, intuitivos, sensibles, con una gran capacidad para aprender.
Así pues cuando leas una definición, piensa en todo lo que hay detrás de ese niño o niña y antes de juzgar, siempre es mejor ponernos un ratito en sus zapatos.
Araceli Salas
Portavoz