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¿Qué es la Dislexia? por Mercedes I. Rueda

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es una dificultad específica en el aprendizaje de la lectura. Se caracteriza fundamentalmente por dificultades en la decodificación y/o recuperación rápida de las palabras a la hora de leer, problemas en la fluidez lectora o capacidad para leer con precisión, velocidad y una adecuada prosodia (pausas, ritmo, entonación, acentuación). Los escolares con dislexia también pueden presentar dificultades en la escritura de palabras y en el uso adecuado de la ortografía arbitraria. Como consecuencia secundaria la persona con dislexia puede presentar problemas en la comprensión lectora, tendencia a leer menos, disminuir el incremento del vocabulario y, en definitiva, empobrecer su conocimiento general. Todo ello puede llevar, si no se atiende a tiempo, al fracaso escolar. Se estima que hay una prevalencia de disléxicos que oscila entre el 3 y el 10% de los escolares, según criterios y países.

En algunas circunstancias, los escolares que tienen dificultades específicas en el aprendizaje de la lectura también pueden tener otro tipo de dificultades que complican más su vida académica. Algunas de esas otras dificultades con las que puede convivir la dislexia son, el Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), las Dificultades en el Aprendizaje de las Matemáticas (DAM), o, el Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC).

La dislexia no está relacionada con la capacidad intelectual de quienes la padecen. Tampoco tiene que ver con el nivel socio-cultural, ni con problemas visuales o auditivos, ni por regla general, con problemas de orientación espacial o de lateralidad, ni con problemas emocionales o de métodos instruccionales. La dislexia tampoco es un problema que tenga que ver con que el escolar no está “maduro”.

La dislexia es una dificultad en el aprendizaje de la lectura que puede tener diferentes grados de severidad y tiene que ver, principalmente, con problemas en el procesamiento fonológico. La dislexia, está relacionada con dificultades en la identificación, discriminación rápida y el análisis de los sonidos del lenguaje a nivel de fonos. Se pueden ver afectados también otros procesos cognitivos relacionados con la memoria, como la recuperación y nombrado rápido de palabras familiares, colores, números, dibujos, etc.

El origen de la dislexia es neurobiológico con un componente genético. Esto implica que la dislexia no es una dificultad transitoria, sino que acompaña al individuo a lo largo de su vida y

que si alguno de los padres tiene dislexia hay más posibilidades de que algún hijo/a la pueda tener.

 No obstante, eso no supone que el escolar con dislexia no pueda mejorar. Un diagnóstico precoz y una intervención temprana, adecuada y sistematizada puede favorecer el aprendizaje de la lectura, gracias a que el cerebro es un órgano con gran plasticidad y capacidad de reeducación. Eso sí, los esfuerzos por parte del escolar y su entorno deben de ser intensos y prolongados en el tiempo.

¿Cuándo se hace el diagnóstico de dislexia?

En nuestro sistema educativo el diagnóstico de dislexia aún se rige por el criterio de discrepancia, lo que implica, entre otras cosas, que los niños han de tener dos años de retraso en su nivel de lectura. Por esta razón, el diagnóstico no suele hacerse hasta tercero de Primaria, perdiéndose un tiempo importante y necesario para iniciar la intervención de manera temprana. En la actualidad, no obstante, las evidencias científicas muestran datos que indican que muchos de los escolares pueden manifestar signos de dificultad a temprana edad, pudiéndose detectar lo que se denomina “escolares en riesgo” desde la etapa infantil.

En las líneas siguientes se destacan algunos signos de dificultad en el aprendizaje lector a los que hay que estar atentos en las diferentes etapas escolares:

  • En Infantil es muy importante que los profesores y los padres, estén atentos para identificar factores de riesgo de dislexia. Algunos de esos indicadores de riesgo son: Antecedentes familiares de dislexia. Dificultad para realizar tareas de análisis del lenguaje oral, como identificar palabras dentro de frases, fragmentar frases en palabras o para ser consciente de la rima entre las palabras, etc. Dificultades para realizar tareas de fragmentación o manipulación rápida de sílabas y fonemas. Dificultad en el aprendizaje de la relación letra-sonido, dificultad para denominar con rapidez el nombre de imágenes familiares, colores, números, etc.
  • En Primaria, algunos de los indicadores de posible dislexia son, sobre todo, dificultades para analizar con precisión los sonidos del lenguaje, una lectura entrecortada, lenta, poco fluida y/o lectura con abundantes errores de omisiones, sustituciones, inversiones,

adicciones de letras, sustitución de palabras. Y también se puede añadir, abundantes faltas de ortografía y errores en la escritura de palabras, etc.

  • En Secundaria, los escolares pueden haber disminuido los errores, pero mantienen una lectura poco automatizada, lenta, con mala entonación, ritmo, etc. lo que, por lo general, repercute en una mala comprensión y escaso vocabulario. Muchos niños y niñas con dislexia también siguen arrastrando abundantes faltas de ortografía en la escritura de palabras.

Ante sospechas de dificultades en el aprendizaje de la lectura, hay que actuar cuanto antes y no esperar a que el estudiante “madure” dado que esto, en el caso de la dislexia no ocurrirá. Los padres podemos movilizarnos, colaborando con los profesionales para que nuestros hijos puedan recibir cuanto antes los apoyos que necesitan. La Ley Orgánica de Educación (LOE 2006) así lo establece y, además, está científicamente comprobado que una intervención precoz mejora los resultados. El diagnóstico que es importante para los escolares y las familias, requiere en cualquier caso de una evaluación minuciosa y puede estar coordinada entre distintos profesionales (orientadores, logopedas, psicólogos, médicos…)

¿Cómo ayudar a un escolar con dislexia?

La intervención en escolares con dislexia pasa por ayudarles a mejorar su conciencia fonológica, su acceso al uso del código, la fluidez lectora, etc. Pero también, pasa por ofrecerles experiencias lectoras agradables que favorezcan el gusto por la lectura a pesar de las dificultades, materiales atractivos que les inviten a mantenerse en la tarea, adaptaciones metodológicas en la clase y en las evaluaciones, etc. Por otro lado, es muy importante que tanto en casa como en el colegio se valore explícitamente, el esfuerzo que hacen y, además, hay que enseñarles a compararse consigo mismos, destacando su progreso, aunque sea pequeño. Las ayudas y adaptaciones se tienen que ir ajustando a la edad y nivel educativo que los estudiantes van alcanzando.

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